Habitualmente somos bastante egocéntricos y pensamos que antes de nosotros no existía nada. Que nada se hizo bien hasta que aparecimos, e incluso, que somos los primeros en tener una idea o hacer algo aparentemente original. No hay nada mas alejado de la realidad. Cuando nosotros vamos, mucha gente ya vuelve, incluso esa genial idea que nos acaba de pasar por la cabeza, ya fue pensada antes por legiones de personas. Somos modestos por naturaleza ¿no?

Ayer domingo ocurrió en Lliçà un hecho singular: se celebró un encuentro de grupos corales. Esto de por si no es muy singular que digamos pero, al final de la cantada, aparecieron en el escenario tres personas de cierta edad, que fueron presentadas como tres miembros del Cor de Clavé de lAliança de Lliçà d’Amunt. Esto tampoco parece ser muy especial. Lo realmente excepcional es que estas tres personas hacía 50 años que cantaban en el coro, ¡cincuenta años!, y siguen…

En esta sociedad de usar y tirar, de no volver la vista al pasado, de no ver más allá de nuestro reducido entorno, tanto físico como temporal, es muy gratificante saber que en 1959 el Cor de Clavé ya existía y que gracias a varias generaciones de cantantes sigue existiendo y que estas tres personas se integraron en el coro para compartir y para perpetuar su existencia hacía el futuro.

Mi formación musical es bastante básica y no sabría valorar si cantan bien o mal, pero lo que si puedo hacer es agradecer a todos los miembros de hoy y del pasado el ofrecerme la posibilidad de disfrutar de sus canciones.

El nombre de los tres miembros cincuentenarios es, de izquierda a derecha:
Isidro Soley i Agustí, Juan Vila i Plans y Josep Cladellas i Cladellas.