Hace un año comentaba en este blog que el cambio de las luminarias de las farolas en Lliçà d’Amunt estaba provocando que por la noche todo quedara teñido de un pobre color amarillo, con un punto nostálgico.
Hoy ya están prácticamente todas cambiadas y por fin tenemos un pueblo AMARILLO, excepto la plaza Rafael Casanova, donde está la policía municipal. Que gusto da poder sentarse en los bancos de ese oasis lumínico ¡luz blanca!, y seguro que no gasta más que las amarillas.
Piero Castiglioni, uno de los popes de la iluminación actual (Suyas son la iluminación del Centro Pompidou, el Museo d’Orsay, y la catedral de San Petersburgo entre otros) dijo en la revista IDL (abril 2007), a propósito de su proyecto de iluminación para el casco histórico de Siena, «Cuando hablamos de iluminación viaria yo debo dar una homogeneidad porque debo ver que un peatón está cruzando la vía. En la iluminación peatonal lo importante es el plano vertical del rostro. Tenemos que reconocernos con una luz de buena calidad, que no sea el sodio amarillo que hace que parece que tengas ictericia»
Ya no vale la excusa del ahorro energético para colocarnos luces amarillas (vapor de sodio), Philips, por ejemplo, dispone de lámparas y equipos Master CityWhite, que con solo 70W consiguen la misma iluminación que las antiguas y con un ahorro del 43% de energía.
Lo dicho…, YO TAMBIÉN QUIERO LUZ BLANCA, COMO LA POLICIA.
Plaza Rafael Casanova
Anselm Clavé delante del Ayuntamiento