Definitivamente Can Franci es una masia sin suerte. No puede compararse con Can Puig, que la mira desde las alturas; tampoco con Can Comes, de linaje muy ilustre; ni con Can Montcau y su polemica historia; ni con la Torre del Plà, con su magnifica situación en la plana y su obvia torre; sin mencionar Can Coscó, Ca l’Orlau o Can Feu… Todas le pasan la mano por la cara.
Can Franci era una masia digna, bien situada y con historia, pero un buen día abrieron la carretera a Granollers y la calle del Doctor Bonet, además se construyeron unos vistosos edificios de cuatro plantas a su izquierda. Esto hizo que Can Franci se «hundiera» más de un metro, perdiendo parte de esa bonhomía de las masias clásicas catalanas.
Ahora, para colmo de males, se adecenta el Torrent de Can Bosch, consiguiendo una magnifica vista desde la calle Torrent Mardans, pero ¡¡Ah, que mala suerte!!!, algún visionario ha decidido poner justo delante de la fachada los cinco contenedores para el necesario reciclaje, y nuevamente, Can Franci sufre las consecuencias.
La ubicación de contenedores no puede decidirse sobre un plano, hay que ver in situ la ubicación y si estéticamente no quedan bien, se les busca otra ubicación. Seguro que no nos moriremos por andar 50 metros mas o menos ¿o si?
estic d’acord, em de cuidar una mica l’estetica i no permetre que Lliçà es converteixi en un poble com molts del que ens envolten
Me parece que, pobre masía, como bien dices, ha tenido la mala suerte de estar bien colocada y quedarse en medio. Y eso que en esta sí hay vida: animales, cultivos, personas… Es una pena que nosotros, que cada vez queremos comer mejor, de forma más natural y que nos gusta la fruta y la verdura fresca, los pollos y conejos de granja, vayamos arrinconando a las pocas personas que aún se dedican a ese oficio tan duro y tan poco gratificante a nivel económico para el que lo ejerce. Quizás la masía tiene la mala pata de no haberse quedado aislada al lado del monte, o vaya usted a saber…
Paradojas de la vida!
Eva López.
Pd. Lo bien que se debe dormir entre muros tan gruesos (aislado del ruido) y lo fresquito que se debe estar en verano… Que gustazo levantarse, ir a ver al Pepet i comprarle unos huevos frescos para desayunar; alomejor el futuro de estas masías sea convertirse en un lugar exótico en plan «tienda rural»: por un euro los niños le dan de comer a las gallinas, arrancan unas patatas del huerto y por otro más te llevas unos tomates.
«Apadrina una masía»
Y si desaparece ¿que pasa?, el progreso siempre deja cadáveres por el camino. No obstante, en este caso, pienso que hay una gran falta de tacto por parte del regidor de turno.