Ayer se celebró la Rua de Carnestoltes. Aparte de la voluntad de los participantes sólo se salva el grupo de percusión que animó el recorrido. Ritmo y coreografías de buen nivel.
Ni la «Carnestolina», ni el discurso en el ayuntamiento, ni la iluminación del balcón, ni la presentación de los concursantes en el escenario, estuvieron a la altura. Triste.